El éxtasis (espontáneo) del gol

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La celebración de un gol poco o nada tiene que ver con el deporte del balompié en sí mismo, pero con el transcurrir del tiempo se ha convertido en parte del espectáculo.
En el momento en que un jugador logra alcanzar el clímax futbolístico y anota un tanto, puede transmitir al espectador con su celebración esa inigualable sensación orgásmica que se produce cuando la pelota golpea la red.
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El problema es que el arte de celebrar un gol se ha convertido en un espectáculo en ocasiones bochornoso, ridículo y artificial.
En algunos casos, un futbolista está tan acostumbrado a golear que la celebración se convierte en rutina, y decide adornar sus tantos con señas de identidad que refuercen su imagen comercial, hasta el punto de llegar a registrar una celebración, como es el caso del galés Gareth Bale.
Otras veces los jugadores aprovechan la atención que les prestan las cámaras tras un gol para acordarse de novias, madres, hijos, amigos u otros seres queridos, con premeditados gestos hacia los objetivos.
También es habitual ver celebraciones cómicas, o supuestamente cómicas, que pretenden simplemente llamar la atención sobre un equipo modesto (el caso del famoso equipo islandés), o que se hacen sencillamente por pura diversión (la cucaracha).
Este post no trata sobre esas celebraciones, todas ellas con el elemento común de no ser espontáneas, de no salir de las entrañas.
REAL MADRID 05/06
Yo, que soy un romántico del fútbol, no soy muy amigo de esas prácticas (aunque he de reconocer que ver a Ronaldo, el gordito, tumbado panza arriba cual insecto blatodeo me arrancó una sonrisa…).
Así que voy a hacer aquí una pequeña y humilde recopilación de algunas de las que me parecen las celebraciones más bonitas, por espontáneas, por sinceras, por ser capaces de transmitirme ese sentimiento que, desgraciadamente, nunca podré vivir en mis carnes, el de reventar una red con un balón de fútbol ante la mirada del mundo.
Iniesta. El júbilo de 45 millones de almas.
Este gol, y su celebración, ilustran a la perfección lo expuesto en el artículo. Si es el minuto 116 de la final de un mundial y marcas el gol que te va a hacer campeón del mundo, no hay tiempo para bailes ni escenitas, solo quieres correr y gritar. Es cierto que Andrés mostró una camiseta como homenaje al fallecido Dani Jarque, pero el gesto es tan bello que no empaña la espontaneidad y la pureza de la celebración. Un equipo histórico corriendo hacia el córner del estadio Soccer City de Johannesburgo, formando una montaña de hombres, haciendo realidad algo que nadie en su sano juicio habría predicho unos pocos años antes.
Zidane. Convertir un melón en una obra de arte.
El pase de Roberto Carlos en el minuto 45 de aquel mágico partido de Glasgow era un auténtico melón, pero el artista francés lo transformó en una maravilla para la historia del fútbol. Ver a Zinedine, con su prodigiosa coronilla, camiseta inmaculada, corriendo por el césped de Hampdem Park, segando el aire con el puño, gritando “toma, toma, toma”, es algo que jamás se borrará de mi cabeza.
Cantona. El baño de gloria de un gladiador.
El único francés adorado en Inglaterra. Después de driblar a cuantos rivales le salen al paso, Eric define de preciosa y precisa vaselina, y decide disfrutar del momento. Gesto serio, una vuelta mirando al graderío, empapándose del clamor del pueblo, para acabar alzando los brazos con una leve sonrisa. Eric el Rojo, The King, una de las celebraciones con más clase que hayan visto mis ojos.
Maradona. El último gol de Dios.
En la memoria futbolística colectiva, El Pelusa es una de las figuras más presentes. Decenas de goles imposibles están en la mente de todo aficionado al fútbol. Y también una celebración, la de su último gol en una Copa del Mundo, en Estados Unidos y contra Grecia, ya con 34 años. Diego dirigiéndose a una cámara como un loco, buscando la mirada del mundo, de los que le daban por muerto. Dios es eterno.
Tardelli. Pasión italiana.
En 1982, en el Santiago Bernabéu, Italia volvía a ganar un mundial después de más de 40 años de sequía. La celebración de Marco Tardelli, tras anotar el gol de la victoria frente a la todopoderosa Alemania Federal, ha pasado a la historia por reflejar a la perfección la felicidad y la emoción que supone tamaña gesta. Pura pasión.
Señor. Señor goooool.
Aquel 21 de diciembre de 1983, España necesitaba ganar por una diferencia de 11 goles a la débil Malta para meterse en la Eurocopa de 1984, en la que acabaría subcampeona (con el fallo de Arconada en la final ante la Francia de Platini). Los goles fueron cayendo y, con el definitivo tanto de Señor, llegó el delirio. La celebración de los jugadores es memorable, pero la razón por la que este gol está en la lista es la narración de José Ángel de la Casa, un hombre que hasta entonces, y desde entonces, jamás mostró signos de albergar un corazón en el pecho o sangre en las venas. Todos hemos recitado alguna vez eso de «ha caído… Señooor, Señooor gooooooool, gooool de señor…». Grande el mítico J.A. En esta misma categoría de narraciones célebres se podrían incluir otras muchas, sobre todo la de Víctor Hugo Morales después del golazo de Maradona, pero eso sería desviarse del tema…
Schmeichel. La madre de las remontadas.
En este caso el autor del gol no es el autor de la celebración. En una de las remontadas más épicas de la historia del fútbol, el Manchester United destrozó al Bayern de Munich con dos goles en el tiempo de descuento que hicieron a los Diablos Rojos conseguir su segunda Copa de Europa. El noruego Solskjaer marcó el gol definitivo, pero la voltereta de felicidad del simpático portero danés Peter Schmeichel quedó como símbolo de aquella gran victoria.
Puyol. Un hombre.
La celebración de Carles después de su legendario testarazo ante Alemania en la semifinal del mundial de Sudáfrica cumple los requisitos para estar en esta lista, llena de furia y espontaneidad. Pero este gol está aquí principalmente por su autor, un ejemplo, el adalid del fútbol puro. Y no se me ocurre una forma mejor de cerrar esta recopilación que con la imagen de este hombre abortando lo que iba a ser otro ridículo bailecito brasileño, después de marcar el quinto gol al Rayo Vallecano.
Bonus track: Nayim. La gloria del humilde.
En 1995 el Real Zaragoza hizo historia al proclamarse campeón de la ya desaparecida Recopa de Europa, con un golazo en el último minuto de una agónica prórroga ante el Arsenal. La celebración es auténtica, con los jugadores y el entrenador enloquecidos y emocionados, pero sobre todo me ha enamorado un bailecito que hace un miembro del equipo técnico, quizás es el segundo entrenador, en el minuto 0:50 del vídeo. Brutal.
Es imposible acabar esta lista, así que hasta aquí he llegado, podrían estar Kiko, Koeman, Pantic… pero yo creo que con esto va que chuta.

3 Respuestas a “El éxtasis (espontáneo) del gol

  1. guapo el post, aunque lo de patentar la celebracion lo veo complicado, por no decir imposible…mas bien seria registrar una marca…aun con todo ese articulo que citas no dice mas que gilipolleces.

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